El Rincon de Alberto

viernes, 23 de marzo de 2018

El color de la luz


QUINTÍN, Marta (2018)
El color de la luz
Suma de Letras, Barcelona, 427 p.p.
ISBN: 978-84-9129-028-5

Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe su historia.

“No se trata de lo grande o pequeña que sea una historia. El conflicto puede nacer de lo más nimio. La vida es conflictiva. Cualquier sentimiento humano lo es. Y tú eres humana ¿verdad?-el silogismo resultaba irrefutable-. Todo es susceptible de convertirse en arte, solo depende de la mirada que se le dedique. Que se mire con interés, con pasión, con amor. Y, luego, solo se trata de contarlo. Tú historia, la de otros, lo que has visto, lo que has escuchado…, qué más da. Pero sal ahí fuera, implícate, emociónate, convéncete de que eso que estás escribiendo es lo más importante que existe en el mundo, y que no existirá realmente hasta que no le des vida con tus palabras. ¿No es acaso eso lo más fascinante? Y así, mi viejo profesor me había impuesto la asignatura pendiente mas hueso de todas: que viviese”.

Acostumbrada al ritmo vertiginoso de las novelas negras, ésta es una novela que hay que beber a tragos cortos. Cada párrafo es poesía pura, cada frase una sentencia que te lleva a la reflexión, una prosa cuidada y un sentimiento en cada letra que te llega a lo más hondo.

El color de la luz es una novela de amor, pero no una novela romántica, es una historia íntima, e intimista, es un paseo por la historia del siglo XX, pero no es una novela histórica. Es todo y nada de lo anterior, pero es, sobre todo, una historia preciosa, escrita con mimo, cuidado y mucho, mucho oficio.

Tengo, desde niña, la costumbre de apuntar las frases  que mas me atraen de cada uno de los libros que leo, en éste me he superado, he contabilizado más de 50 anotaciones y no sólo de sentencias sino de párrafos completos y es que, insisto, esta historia esta novela es puro arte, pura poesía.

Si hay una protagonista indiscutible en esta historia, es sin duda Blanca Luz Miranda, que se nos muestra diseccionada, de la que descubrimos todas y cada una de sus miserias. Es un personaje potente, arrollador, una mujer a la que se odia y se ama a partes iguales dependiendo del punto de la novela en que nos encontremos, una mujer con mas sombras que luces, una mujer, a pesar de todo difícil de conocer, difícil de tratar y con la que, a pesar de todo, la autora consigue que, en algún punto, empatices, si y solo si, eres capaz de ver a la mujer en el contexto temporal de la historia.

Martin Pendragón, el otro gran pilar de la historia, sin el que ésta no tendría sentido alguno, se presenta como la cara opuesta de esta protagonista absoluta, representa su anverso, presentando mas luces que sombras, un hombre arrastrado por sus pasiones, un también “rara avis” en el tiempo que le toca vivir. Aún compartiendo protagonismo con Blanca, su peso en la novela es mucho menor y a veces, se me antoja sólo como la excusa para que Blanca Luz pueda tener una historia, esta historia. Su imagen es la que vemos a través de la mirada de Blanca Luz, una  Blanca expuesta hasta la extenuación y un Martin que cobra o pierde protagonismo en función del propio devenir de la vida de la protagonista.

Y si hay un personaje central en esta novela, que consigue, a veces, incluso eclipsar a Blanca Luz, es ese cuadro,  que en ningún momento se describe de forma concreta, pero que se analiza punto por punto hasta obligarnos a visualizarlo por nosotros mismos, pero de una forma distinta en cada uno de los momentos en los que Blanca Luz se enfrenta a sus colores. Una pintura que, se convierte en protagonista indiscutible de la trama, sobrevolando toda la novela, convirtiéndose en hilo conductor y apareciendo en decenas de momentos en los que se nos da un apunte más de su composición, de sus colores, de su trazo… y son tantos que estoy segura, de que sin verlo, todos hemos dibujado de una u otra forma ese cuadro en nuestra cabeza.

No menos importante es la propia narradora, esa periodista que es, sin duda, la propiciadora de toda la novela, esa joven de la que poco sabemos mas allá de sus motivaciones iniciales: pura curiosidad, de ese “miedo” a vivir con el que rompe en pos de una historia que intuye: la que se esconde detrás de un cuadro, y de las emociones que los secretos de Blanca y su vida van suscitando en ella a lo largo de esa aventura; es un personaje del que ni siquiera llegamos a conocer el nombre, que aparece de relativamente en pocas ocasiones más allá del segundo capítulo, pero sin el que la novela no tendría ningún significado.

A pesar de que Marta consigue una descripción maravillosa de paisajes y que se reconoce la grandísima labor de documentación que ha llevado a cabo para construir una historia consistente en los espacios y en los tiempos, ésta es una novela de personajes en la que la fuerza de los protagonistas se ve potenciada por un elenco de secundarios que no les van a la zaga.

Francisco Miranda, el padre de la protagonista,  se hace presente solo al principio de la novela, pero es tan importante para el devenir de los protagonistas, es tal su importancia como origen de las decisiones vitales de ambos, que en ciertos momentos de esos primeros capítulos se convierte en protagonista absoluto de la trama:

“Los alumnos no notaban que aprendían. Francisco Miranda, aparentemente, se desentendía de ellos Les permitía que se enredaran solos en escaramuzas personales. Pero nunca dejaba de acudir en su rescate. Aunque con una sutileza tal que tampoco se daban cuenta de que estaban siendo rescatados. De lo que si se cuidaba muy mucho, y eso sin ambages, era de inocularles un amor acérrimo y porfiado por el arte, por lo que hacían. Y les enseñaba a creer en sí mismos. Dejaba que se adentraran en el error, pero previamente les había dotado de los mecanismos para que lo detectaran y supieran retroceder a tiempo ellos solos, sin escudarse en la comodidad de no admitirlo y sin que les diera pereza demorarse en la búsqueda de la senda correcta”

El punto humorístico, la distensión a la gravedad de la historia la encontramos bien representada en el personaje de Leidy, esa puertorriqueña vivaz y “disfrutona” que es el antagónico de la responsabilidad de nuestra reportera; que es quien se empeña en que ésta se lance a vivir y en esa carta de negativa editorial que es más que una negativa, un matarife certero de una vocación en ciernes; por suerte, solo existente en la imaginación de la autora.

Existen otros secundarios, como Chema, ese fiel escudero del protagonista, ese leal amigo, que aparece para dar el pié a los protagonistas y salen de la escena haciendo mutis por el foro, para volver a hacerse presente en el momento más insospechado, pero el más necesario, para el buen desarrollo de la novela.

El titulo de la historia, no podía ser más acertado que el elegido, toda la historia está centrada en los colores y en la luz:

-¿Qué pasa con mis ojos?
-Que en ellos está el azul, y el verde, y el amarillo y el añil y el violeta… Que son de todos los colores y de ninguno. Eso es lo increíble Blanca Luz. Que me has regalado un color nuevo, que solo conozco yo. En ese color tendría que estar pintado el amor.
-Bueno, si soy de todos los colores, entonces seré blanca, no? En el blanco viven todos los colores. Como en un arcoíris. Como en la luz.
-Exacto. La luz es blanca. No importa bajo qué color aparezca. En el fondo, siempre es blanca. Y tú eres Blanca Luz. Y eres mía. Mi blanco. Y mi luz.

Hay que tener, no solo vocación, sino talento,  para escribir una novela tan grande como la que nos ocupa. Así que, si sois amantes de la buena literatura, de la literatura en mayúsculas, si os habéis emocionado con esta pequeña muestra compartida, estáis tardando en comenzar una lectura que provocará en vosotros amor y odio, alegría y tristeza, pero que con seguridad no os dejará indiferentes.

27 comentarios:

  1. Yo también he anotado muchas frases,ha sido un placer compartir lectura contigo,besotes

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  2. Una novela que no deja indiferente. Es mucho más que un amor imposible. Bss ♥

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  3. Impresionante reseña, Gema. Lo has bordado. Has tocado todos los temas, pero de una manera impecable y magnífica. ¡Eres todo un hallazgo!.

    Un beso.

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    1. Gracias Ana. Qué felicidad poder compartir todo esto y más con vosotras. Gracias por acogerme bajo "tu ala". 😘

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  4. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Es una novela que merece mucho la pena.
    Besos!

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    1. Me ha gustado mucho y me ha enriquecido leerla con vosotros. 😘

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  5. Muy bien, Gema. Cuánto bien me ha hecho leer que no es una novela romántica. Yo no lo he sentido así. Hay amor, mucho amor, pero solo es el fundamento de algo mucho más complejo. Voy a resaltar también la novela en su totalidad: ha construido un enorme y absorbente puzle. Qué difícil. Hay que quitarse el sombrero ante Marta Quintín. Un beso.

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    1. Me ha parecido una grandísima novela, creo que la historia de amor/desamor es casi una excusa para todo lo demás. 😘

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  6. A mí, desde luego, me emocionó mucho pero desde el punto de vista o desde la perspectiva del arte. Para mí, la relación de amor entre los protagonistas, no es el eje principal y eso es lo importante en una lectura conjunta, las diversas sensaciones que deja un mismo libro.

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    1. A cada uno nos llega una parte, pero si, para mí también va mucho más allá de la historia de amor.

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  7. Muy bonita Gema. Ha sido un placer compartir lectura.

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  8. Hola, totalmente de acuerdo contigo, es una novela de amor, pero no una novela romántica. Buena reseña, un beso!

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    1. Gracias Domi. Es una gran novela más allá del amor. 😘

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  9. Ni novela romántica, ni novela histórica, un puzle que va conformando una historia preciosa en la que un cuadro es el protagonista principal, siendo todos aquellos que tienen algo que ver con él parte importante de la historia. Una novela muy bien narrada y que supone un buen debut de la autora, a la que sin duda habrá que seguir la pista. La hemos disfrutado sin duda. Muy buena reseña, en la que dejas claros todos los puntos de la trama y animas a acercarse a la historia.
    Besos.

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    1. Gracias Loli, me ha gustado mucho y ese protagonismo del cuadro me parece fundamental. 😘

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  10. Preciosa reseña, Gema, ya lo sabes. Me ha encantado de verdad. Un beso muy fuerte.

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    1. Precioso libro Marta, te espero en la próxima y me gustaría leer la anterior. 😘

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  11. Es un libro en el que hasta el menor de los personajes ofrece algo.

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  12. Con ganas de leerla, he estado viendo los comentarios que ibais dejando en twitter sobre la lectura y me habéis creado necesidad de leerla. Espero disfrutarla como vosotras.
    Besos

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    1. No te defraudará, pero eso sí, a traguitos cortos. 😘

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  13. Gema una reseña preciosa, no te puedo decir nada más que coincido contigo en todas tus apreciaciones. Una novela que hay que leer despacio y con mucha atención para no perder ningún detalle. Un beso

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  14. Me vas a perdonar que pase tan tarde, pero la vida no me da para más, he disfrutado mucho con tu reseña y voy a destacar la contraposición que has hecho de los dos personajes centrales de esta historia, las composición en sus vidas de las luces y las sombras, y estoy contigo en que es una historia de amor, pero no una novela romántica, porque como alguien se acerque a ella creyendo que es de genero rosa, se va a dar un tremendo batacazo

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